viernes, 10 de diciembre de 2010

FORMACIÒN CATÒLICA

EL FENÓMENO DEL CAMBIO de religión en sede cristiana




De estas señalamos las más permanentes: diferencias de interpretación personal doctrinal, en la relación a la interpretación original, por las cuales sus exposiciones están decididos a sacrificar el todo plan integrador de Dios, a la parte, que es la propia postura asumida; diferencias generadas por el ejercicio de la autoridad en la comunidad original, sea por la competencia propia de los oponentes, o por la arbitrariedad de la autoridad legitima, que los afectados no pueden superar, optando por crear una propia organización que rivalice con la precedente; diferencias sugeridas por el escándalo que produce el que pocos o muchos cristianos, de diverso rango, no vivan de acuerdo a lo que predican y haya siempre personas más atentas a lo que hacen los demás que a su propio compromiso de coherencia y también personas que por una postura puritana o maniquea sienta que los pecadores les pueden contaminar razón por la cual crea una comunidad idealmente perfecta en la cual todos son buenos; presencia eventual de personas interesadas en obtener una sola ganancia económica a partir de hincar un nuevo grupo religioso, cuyos seguidores, aportaran jugosas ganancias al líder; y , desde luego la intervención de estructuras, sobre todo políticas, interesadas en obtener un beneficio apoyando una escisión.



La racionalización más socorrida en este tipo de eventos será atribuir a Dios mismo la iniciativa de fundar, establecer o restablecer su iglesia, visto que lo anterior fundación se ha descarriado, son lo cual se abre la puerta a un sinnúmero de nuevas revelaciones divinas, cuyo objetivo es llamar a nuevos fundadores de la iglesia a volver a iniciar una obra que al parecer no tiene garantía alguna de perdurar y que, invariablemente, habrá que oponer a la anterior iglesia por medio de un proselitismo tanto más agresivo cuanto más convencidos estén los seguidores de que lo que hacen es voluntad de Dios.



Indiscutiblemente, esta racionalización contraviene toda la lógica de revelación evangélica, sea desde el punto de vista del plan divino de reintegrar al género humano, como del mismo concepto de Dios que cambia tales posturas exhiben. En efecto, un Dios que cambia una y otra vez de plan, que están continuamente implicado a unas u otras personas en la fundación o refundación de una iglesia, que abandona sin cesar el proyecto anterior en el cual no solo participaban personas inmorales o malas, sino muchas otras de recto juicio y vida coherente, niega por completo la imagen del Dios que , o exige al hombre un con la mejor intención, puede fallar, actitudes, que desde luego no corresponden al rostro de Dios en el Evangelio. La enseñanza de Jesús en lo que mira ser y quehacer de la iglesia que Él establece superar con mucho este tipo de racionalizaciones o posturas como podemos cotejar en los evangelios.



Por otro lado, debemos advertir que no todos los tiempos son propicios a la sectorización religiosa, qué está, con frecuencia, no es sino otro síntoma de una realidad social más amplia y compleja a la cual podemos llamar cambio de época, crisis de civilización, inestabilidad por crecimiento o por choque : condiciones que suelen relativizar los valores y las creencias, que aflojan o suelen las amarras; por lo mismo, así hoy en día tantas personas rompen los vínculos familiares, sean del matrimonio relación padres e hijos, así como también tiende a romper los vínculos religiosos, ya que la pertenecía a una iglesia no se vive ya en una dinámica familiar que impide cambiar de religión, del mismo modo es que no se puede cambiar de padres, sino en una dinámica floja, superficial en que todo vinculo es flexible, sujeto a las normas subjetivas de la emoción, el gusto, la convivencia o la oferta de mercado. Es evidente que la sustancia misma del cristianismo no se puede conciliar con este tipo de posturas horizontales en los cuales la religión deja de ser un proyecto trascendente para reducirse a un mero satisfactor.





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